sábado, 30 de diciembre de 2006

...Quizas no hayas sido tu el culpable.

…Quizás no hayas sido tú el culpable. Estuve indagando, buscando pistas, calculando soluciones, pensando estrategias, dudando de ti amigo mío. Te regalé, aprovechando la navidad, el beneficio de la duda. El termostato volvió a subir, se enciende cuando ella esta, y es necesario apagarlo cuando se va, para no morir de tu compañero la nostalgia.

Quizás no hayas sido tú el culpable. Pero es que todos los caminos conducían hacia ti, es que todo parecía estar hecho para culparte a ti, hasta el propio cielo, pedía a gritos que te culpara.

Quizás no hayas sido tú el culpable amigo mío. Si eres culpable de que esta noche, esté aquí conmigo esta estrella, esos dos ojos clavados en mis ojos, esa voz ingenua y ese cuerpo asesino de mis desvelos.

Quizás no hayas sido tú el culpable, pero si cómplice de la felicidad de esta noche. Quizás no fuiste tú, sabes, si desde un principio le hubiéramos dado el gusto a Dios, y la hubiéramos culpado a ella, esto quizás no hubiera pasado. Yo me hubiera librado el disgusto contigo, tu te hubieras librado un enemigo, pero que se va a hacer contigo, querido cupido, así eres, y quizás así tenga q quererte.

Hoy podemos gritar juntos que fue la melancolía la culpable de mis poesías, de aquellos versos hoy desaparecidos, y de aquel niño enamorado. Caso cerrado. Bienvenido otra vez a mi vida, amigo Cupido.

David Mella

30 de diciembre, 2006.

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