"Estos poemas los desencadenaste tú, como se desencadena el viento, sin saber hacia dónde ni por qué. Son dones del azar o del destino, que a veces la soledad arremolina o barre; nada más que palabras que se encuentran, que se atraen y se juntan irremediablemente, y hacen un ruido melodioso o triste, lo mismo que dos cuerpos que se aman."
sábado, 25 de mayo de 2013
La miré a los ojos y en sus ojos vi a Dios y en los ojos de Dios vi los mios y en los mios los de ella.
Y así con el sonido de la lluvia en mí ventana, en esta noche húmeda y fría, y tú aquí conmigo acostado en mí cama con tú cuerpo desnudo y en el millones de gotitas de agua, cual rocío sobre una flor para con mis labios sedientos de tí recorrerte completo y al mismo tiempo saciar mí sed.
Y así con el sonido de la lluvia en mí ventana, en esta noche húmeda y fría, y tú aquí conmigo acostado en mí cama con tú cuerpo desnudo y en el millones de gotitas de agua, cual rocío sobre una flor para con mis labios sedientos de tí recorrerte completo y al mismo tiempo saciar mí sed.
ResponderEliminar