Anoche soñé que te mataba.
Me entregaban una pistola y me preguntaban "¿A quién quieres matar?". Sin dudarlo apunté a tu cabeza (disparo+cabeza = tu muerte segura) y me decían "A ella no puedes matarla, no va a morir". Y aún con la certeza de que si te disparaba (y caías abatida, y tu sangre manchara mis zapatos) regresarías... Igual halé el gatillo: martillo contra casquillo, detonación, propulsión, disparo certero, la bala dividió tus sesos en dos... Al tercer día resucitaste.
Ahora maldigo a la que me enseñó a creer en sueños.
Mario Doñé
2 de Julio del año 2012
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