miércoles, 21 de marzo de 2012

Ad Infinitum


Ahora, cuando cierro los ojos a contemplar el infinito, te veo a tí. El inmeso espacio entre mis pupilas y la piel interior de mis párpados es invadido por tu imagen y semejanza. Te dibujo desnuda (como me gusta) y llego a tal punto de sentir tu cuerpo y su calor sobre el mío. Siento tu respiración, tu olor, ese negro imposible de tu pelo rozando mi frente, abres tu boca de luz y me besas. Te abrazo fuerte (ya te he dicho) como si quisiera fusionarme contigo, como queriendo formar un solo cuerpo, una carne, un solo ser. Miro tus ojos cansados, esos impenetrables mares castaños, veo como los entornas y busco inmediatamente tus labios para presenciar el milagro de tu sonrisa. Nada como ver tus labios semi-abiertos tratando de esconder tu dentadura imperfecta que guarda esa lengua cargada de gloria. No aguanto. Me acerco. Te beso. Me duermo. Despierto. Abro los ojos. Dejo atrás el infinito. Escribo.

Mario Doñé 
1 de Febrero del año 2012, 2:40 a.m.

Pesquisa


¿Cuantas veces me has dejado ya? ¿Cuantas veces me has cerrado la puerta? ¿Cuantas veces más me devolverás la esperanza y me la arrancarás del pecho con todo y corazón? ¿Llorarás cada vez que lo hagas? ¿Y si soy yo que te dejo? ¿Puedo arrepentirme y alegar debilidad para regresar? ¿Me recibirás como yo te recibo a ti? ¿O me rechazarás diciendo “no es el momento”, “quiero pero no puedo”, “también te amo pero no puede ser”?¿De dónde sacas esa fuerza para alejarte que luego la pierdes y regresas? ¿Debo quedarme en este estado paranoico esperando el adiós definitivo? ¿Hasta que otro llene tus espacios? ¿Hasta que tengas quien te escuche y te comparta y te sienta y te viva como yo te escucho te comparto te siento y te vivo? ¿Seguiŕe mendigando tu presencia? ¿Seguiré necesitando de ella? ¿Volveré a sentir el sopor de tus brazos? ¿Se aferrará tu sexo al mío como siempre? ¿Dejaré de hacerme preguntas? ¿Cesarán de nacer las unas de las otras? ¿Encontraré respuesta? ¿Será amarte mi sino por siempre?

Mario Doñé
27 de enero del año 2012

Volviste


Como si no bastara con pensar en tí todos los dias, tuve que escuchar tu voz y esta necesidad de contarte y que me esuches, de que me cuentes y escucharte, arrecia.

Violento e inesperado, tu recuerdo detona, me destroza en la millonésima parte que me compone, vuelvo a tatuarte tras mis pupilas: Etérea, transparente, desnuda si no fuere por el negro de tu pelo.
Allí anidas y te rehusas a escapar...

Mario Doñé
27 de enero del 2012, 2:03 a.m.

Cosmos


Se siente como si eones hubiesen pasado desde el día que te descubrí: una masa de carne blanca, moteada, con su fibra de azabache en lo que llamaríamos el norte, llena de sangre y tejido y más carne por dentro. Esa galaxia de leche orbitada por lunas negras, sus dos iridiscentes pulsares marrones y su nebula cargada de saliva y colmillos y gloriosa lengua.

Y ese sol que se ponía siempre en el sur, toda la furia combinada de sus amaneceres y atardeceres, su cénit y su nadir conflagrándose, y como me invitaba a calcinarme en su interior y penetrarlo hasta lo más profundo de su núcleo, destrozando su corteza sin piedad, desdoblandose y deshaciendose en mi boca.

Como sueño con desvanecer, con que me desintegres y me hagas uno contigo, con que me invites a ser parte de esa maquinaria cuántica que me llevo a estar y a ser. Y es que después de haber probado paraíso, tras haber viajado tantos años luz buscando tu blanco, y tu negro y tu marrón y lo rojo que eres por dentro, ya no hay prisma que me muestre color.

Quiero orbitar, orbitar nada más, orbitar para siempre como un sátelite a los anillos de tu cinto. Orbitar como una de tus pequeñas lunas negras, y que me busques y me encuentres, que me cuentes. Explorar tus agujeros negros, alimentarme de los néctares que emanan de tus pulsares y mutar bajo la ultraviolencia de tus planetas.

Mario Doñé
16 de Enero del año 2012

Musings


Ahora te vuelves el mas refinado combustible para los mecanismos que accionan mi memoria poetica.

Ahora ronda este homunculo de ti por mi cerebro y con una pluma tres veces su tamaño escribe constantemente, incesante, con fervor cuasi-religioso.

Ahora que te me escapas de entre los dedos, como puño de arena en el agua, que te deslizas, te contorsionas, que muerdes, que arañas.

Ahora que inspiras al tiempo que yo expiro…

Empiezo a palpar las distancias y siento que todo estaba bien hasta que empecé a escribir de nuevo.

Mario Doñé
21 de Enero 2012